domingo, 13 de marzo de 2011

Líneas y espacios-notas y silencios




















Dibujar es tratar de lograr una unión entre aquello que pensamos, sentimos e intuimos y aquello que expresamos, a través de la línea, su  valor, su desplazamiento en el espacio, sin el cual la línea no puede manifestarse. También es un medio para conocer y comprender el mundo que nos rodea, así como conocernos y comprendernos a nosotros mismos.
La línea y el vacío son los elementos esenciales al dibujo, es por ello necesario remitirnos a lo que podríamos definir como línea y como vacío.
Diferentes asertos convienen en que  la línea se define como figura en la cual un trazo muy fino proporciona la imagen. Esta tesis nos lleva a ver la línea en su connotación de cuerda, cadena, cola, columna, dirección. Otras definiciones serán: un punto que se desplaza engendra una línea. Aquello que pone un límite, una separación, una frontera. En matemáticas la línea es la intersección entre dos espacios. También es la configuración del espacio comprendido entre el cuerpo de los adversarios en la esgrima. Si tomamos esta última definición de la línea en la esgrima para acercarnos a lo que es la línea en el dibujo, ella representa el espacio, ella es el espacio.
El vacío -nos dice el diccionario- quiere decir que no contiene nada, espacio vacío puede ser aquel que solo tiene aire; físicamente se habla de vacío como aquel espacio que no contiene ningún cuerpo material, es un espacio donde las partículas no tienen densidad.
La expresión de estos dos espacios: de la línea y del vacío,  no puede darse si no hay interiorización de estos en nosotros, tal como lo apreciamos en la caligrafía zen, el trazo es el resultado de la concentración en éste y la respiración, lo mismo que en el tiro al arco, en el que la postura, la tensión del arco, la concentración y la respiración, logran que (sin apuntar), el tiro acierte en el blanco.
De la misma manera el pintor oriental debe asimilar el paisaje para luego realizarlo.
Los dos contrincantes en la esgrima trazan con la espada, el dibujante tiene como contrincante ese espacio vacío del papel, de la tela o de cualquier soporte, el espacio mismo, su espada será el carboncillo, el lápiz o el pincel.
Si nos referimos a la esgrima, es también por ese desplazamiento de los cuerpos: en el dibujo, el dibujante, (esto también le sucede al pintor), determina su trazo sincronizado a su  movimiento corporal, de su mano y brazo o de todo su cuerpo. Para crear la línea y su movimiento, el sujeto que traza debe desplazarse al mismo tiempo que traza, y así la línea y él se desplazan dentro de un mismo espacio. Es decir que el movimiento de la línea depende de ese movimiento corporal del ejecutante. El cuerpo y la mente del dibujante forman parte del dibujo y se vuelven uno con él.
En este viaje interior cada alumno se ha concentrado en varios elementos que ha tratado de expresar por medio de la línea su valor, su desplazamiento en el espacio y el vacío.
Si concebimos la línea y el vacío  dentro del contexto de lo que llamamos espacio, podríamos decir que la línea determina el espacio y se determina a sí misma como espacio, e irrumpe y se interrelaciona con el vacío que es también espacio; de este modo  el dibujo será la expresión de esta interrelación entre estos dos espacios: el de la línea y el del vacío. Será expresión del espacio determinado por la línea y la superficie en la que ella se inscribe.
El dibujo en sí es una reflexión sobre el concepto de espacio a través de la línea y el vacío,  como expresión de la interrelación entre ellos.
Si el espacio es una forma de nuestra sensibilidad entonces la línea y el vacío en tanto que espacios son formas de nuestra sensibilidad. El espacio es una  intuición de nuestra sensibilidad que adquiere  materialidad en el dibujo.

















Alexander Archipenko, el escultor ucraniano, logra dotar de acción al espacio vacío (pasivo) de la escultura que rodeaba al espacio lleno. En” la Mujer peinándose” obtiene mediante el vacío como medio de expresión una obra sacada de la naturaleza, donde los espectadores participan por la sugerencia y la imaginación de la obra. Archipenko extrae rostro y el espectador lo adivina (nariz, boca, ojos, etc.. ).con esto consigue dar sensación de silencio, acentuando por la utilización de la luz, que penetra en el cuerpo ciego de la figura igual que en una composición musical llena de notas y silencios. Las notas son la materia que se desmaterializa por los soplos del aliento que son el vacío.


miércoles, 2 de marzo de 2011

Los dibujos del dibujo- las ciudades invisibles

Italo Calvino en su libro Las ciudades invisibles, nos ha dejado una de las más bellas metáforas sobre ese mundo de asociaciones entre la representación de la cosa y lo que vemos de ella, podríamos decir que hay allí una perfecta descripción poética de la complejidad de los fenomenos que suceden en el hecho del dibujo; la descripción del Imperio ( la realidad) puede hacerse a partir de cada uno de los elementos y estructuras de la narración.


Kublai era un atento jugador de ajedrez; siguiendo los gestos de Marco observaba que ciertas piezas implicaban o excluían la vecindad de otras piezas y se desplazaban según ciertas líneas. Desentendiéndose de la variedad de formas de los objetos, definía el modo de disponerse los unos respecto de los otros sobre el pavimento de mayólica. Pensó: "Si cada ciudad es como una partida de ajedrez, el día que llegue a conocer sus reglas poseeré finalmente mi imperio, aunque jamás consiga conocer todas las ciudades que contiene".
En el fondo, era inútil que Marco para hablarle de sus ciudades recurriese a tantas
zarandajas: bastaba un tablero de ajedrez con sus piezas de formas exactamente clasificables. A cada pieza se le podía atribuir cada vez un significado apropiado: un caballo podía  representar tanto un verdadero caballo como un cortejo de carrozas, un ejército en marcha, un monumento ecuestre; y una reina podía ser una dama asomada al balcón, una fuente, una  iglesia de cúpula puntiaguda, una planta de membrillo.
Al volver de su ultima misión, Marco Polo encontró al Kan esperándolo sentado
delante de un tablero de ajedrez. Con un gesto lo invitó a sentarse frente a él y a describirle con la sola ayuda del juego las ciudades que había visitado. El veneciano no se desanimó. El  ajedrez del Gran Kan tenia grandes piezas de marfil pulido: disponiendo sobre el tablero torres amenazadoras y caballos espantadizos, agolpando enjambres de peones, trazando caminos rectos u oblicuos como el paso majestuoso de la reina, Marco recreaba las perspectivas y los espacios de ciudades blancas y negras en las noches de luna. Al contemplar estos paisajes esenciales, Kublai reflexionaba sobre el orden invisible que rige las ciudades, las reglas a las que responde su surgir y cobrar forma y prosperar y adaptarse a las estaciones y marchitarse y caer en ruinas. A veces le parecía que estaba a punto de descubrir un sistema coherente y armonioso por debajo de las infinitas deformidades y desarmonías, pero ningún modelo resistía la comparación con el juego de ajedrez. Quizá, en vez de afanarse por evocar con el magro auxilio de las piezas de marfil visiones de todos modos destinadas al olvido, bastaba jugar una partida según las reglas, y contemplar cada estado sucesivo del tablero como una de las innumerables formas que el sistema de las formas compone y destruye.













Tyukanov. Flybottle.2005

Dibujar es fundamentalmente definir ese territorio desde el que establecemos las referencias capaces de evocar nuestro mundo interno y sensible, representar es por tanto un acto controlado y dificil de evocaciones y silencios establecidos por medio de signos que podemos descifrar por su preexistencia en la memoria histórica.

















Trabajos de clase













                                              
                                           

































NOTAS
En Las ciudades invisibles desaparece la cronología para dar paso a la conjunción entre pasado y futuro, aproximándose a ese estado atemporal que caracteriza a la poesía. Kublai Kan, emperador de los tártaros, gobierna su inmenso imperio basándose en las informaciones que le facilitan sus mensajeros, pero sólo logra hacerse una idea confusa del estado actual de sus dominios. No sabe a ciencia cierta si el imperio se descompone o brilla en todo su esplendor. La llegada de Marco Polo significa mucho para él: convertido en su embajador preferido, el veneciano intenta describir las ciudades que visita; primero con gestos, saltos o gritos, y luego, a medida que va aprendiendo el idioma, con una minuciosidad de miniaturista. Al hilo del relato, desfilan ante los ojos del Gran Kan ciudades pavimentadas de estaño, flanqueadas por torres de aluminio, suspendidas sobre un precipicio a base de cuerdas, hechas sólo de cañerías de agua, sin espesor, sobrevoladas por cometas, horadadas por mil pozos. A mitad del relato, el Gran Kan propone el juego inverso: el describirá las ciudades y Marco Polo verificará si existen en la realidad, levantando un mapa de ciudades invisibles, hechas de memoria. 
              vinculo: http://www.quieroleer.com.ar/QuieroLeer/libros/ciudades-invisibles/