Cuando pintamos sobre papel negro es importante tener en cuenta lo que implica. Cuando dibujamos con negro sobre blanco nos centramos en las sombras, destacando las partes oscuras con lápices de tonos negros. En cambio con el papel negro el proceso se invierte: debemos pintar solo las luces, añadiendo color en los reflejos y partes claras.
Es normal que por costumbre, nuestro cerebro nos lleve a pintar las sombras en vez de las luces al principio. Para entender esta técnica es interesante comenzar con lápices de color pastel o tizas sobre un papel liso, de grano fino o medio.
1.- Para poder realizar el primer boceto y que sirva de guía se debe utilizar un lápiz blanco de forma suave. En este papel los trazos destacan más que en el blanco por lo que es muy importante dibujar con cautela.
2.- Una vez realizado el primer boceto se debe cubrir con un tono uniforme y muy suave todo lo que no sea oscuridad, de forma que haya una diferencia clara entre la oscuridad absoluta y el color.
3.- Una vez definidas la luces y las sombras se debe comenzar a sacar el volumen de la imagen, sin llegar a las luces más fuertes, le damos forma al diseño para que no se quede plano.
4.- Cuándo el volumen del diseño está definido llega el punto de hacer las luces y los reflejos finales. De esta forma aplicamos más color a las luces más intensas.